La Tierra de los Muertos - Espíritus [Espiritismo]

"El espiritismo es la prueba patente de la existencia del alma, de su individualidad después de la muerte, de su inmortalidad y de su suerte verdadera; es pues, la destrucción del materialismo, no con razonamiento, sino con hechos" escribía el francés Allan Kardec en su libro ¿Qué es el Espiritismo?, contemporáneo a obras como el Origen de las Especies de Charles Darwin y El Manifiesto Comunista de Karl Marx,  a mediados del siglo XIX.  Sin embargo, sus escritos no se remitían a aspectos filosóficos, ni mucho menos religiosos, no, sus argumentos partían del más puro cientificismo imperante en su época. Kardec era un “científico” dedicado a la experimentación y a la reconstrucción de prácticas empíricas para comunicarse con lo desconocido, con el más allá, con los espíritus, con los muertos.

En esa época, ilustres personajes de las clases altas francesas e inglesas se reunían en sus mansiones para comunicarse con los espíritus a través de experiencias mediúmnicas y comprobar por si mismos la existencia de la conciencia después de la muerte o fuera de la materialidad del mundo perceptible. Estas reuniones carecían de una jerarquía clerical, de figuras religiosas, altares u objetos de culto, no eran rituales, no se consumía ningún tipo de droga o sustancia que alterara la conciencia, eran sin ánimo de lucro, y por supuesto, el experimento era el medio para acceder a un fenómeno natural.

De la sistematización de estos experimentos aparece el denominado pentateuco espiritista, cinco libros clásicos que dan cuenta de la transdisciplinariedad del conocimiento (elemento perdido debido a la fragmentación del conocimiento presente en las universidades y centros académicos del siglo XX).  Estos escritos van de la de física a la religión, pasando por la filosofía, las ciencias naturales, sociales y ocultas, la conspiranoia, la ética y la moral.

1. El Libro de los Espíritus (1857)
2. El Libro de los Médiums (1861)
3. El Evangelio según el Espiritismo (1864)
4. El Cielo y el Infierno (1865) – Black Sabbath ya con Ronnie James Dio en las vocales retomaría este nombre para su álbum Heaven and Hell con líricas cercanas a sus contenidos.
5. El Génesis (1868)

Estas prácticas, presentes como ciertas en toda la segunda mitad del siglo XIX, facilitaron la apertura a formas de conocimiento más allá de los principios newtonianos dando paso incluso a la posibilidad de la física cuántica, o a corrientes como el psicoanálisis, avances fundamentales del conocimiento humano en el mundo occidental, que posteriormente se establecieron como poco comprensibles, difusos e inaccesibles, evitando que impactaran en gran medida la cultura, las estructuras sociales y de poder en el mundo (incluso con una guerra mundial de por medio). Si hay conciencia individual después de la muerte, entonces ¿A qué habría que temerle?

Ya a finales del siglo XIX suplantadores comenzaron a aparecer por doquier, falsos espiritistas que revelaban sus trucos físicos y fotográficos para desprestigiar un movimiento que había tenido mucha fuerza.  Todo quedó reducido a un grupo de farsantes que buscaban fama mintiendo. Claro, no significa que por que algunos mientan y puedan reproducir fenómenos por medio de artilugios, los fenómenos no existan.  Ejemplo:  en Hollywood es posible reproducir la caída de un avión, no por eso quiere decir que los aviones no se caigan, sí, se caen.

En los años setenta y tras el asesinato de toda la familia Defeo (el asesino oía voces extrañas que lo llevaron a cometer los crímenes), un grupo de investigadores fueron a indagar qué fue lo que pasó con la casa, ahora, de la familia de apellido Lutz (compradores posteriores a los asesinatos y quienes afirmaban habían sido espantados permanentemente por presencias demoniacas que existían allí). La casa, en épocas coloniales, fue centro de ocultismo y también un sanatorio. Tomaron la foto en el momento en que un niño no se encontraba allí, muy parecido a uno de los niños asesinados. (La casa embrujada y El niño de Amityville)

Tras la fuerte industrialización, una guerra mundial, la negación y el ocultamiento, las prácticas espiritistas casi que fueron desapareciendo, sin embargo, se sigue practicando. En América Latina, el espiritismo se expande en una corriente que intenta mantenerse fiel al proyecto inicial de Kardec y otra de carácter más cercano al ámbito religioso. La primera corriente, con foco en Argentina, postula al espiritismo como ciencia-filosofía-moral. La segunda corriente, con base en Brasil, es de grandes dimensiones y postula al espiritismo como filosofía-religiosa. Su máximo exponente fue Chico Xavier. En Colombia su fundador, el médico Luis Zea Uribe, publicó su libro Mirando al Misterio, el cual se traduce a varios idiomas y es publicado en 1922. De aquella edición no queda ningún ejemplar y es rarísimo en la actualidad poder encontrarlo.  Igualmente, el espiritismo se práctica hoy en día en Colombia, Cuba, Haití y muchos otros lugares del mundo.

La negación no hace que los fenómenos desaparezcan, si, siguen ahí, a la espera de que alguien ávido de conocimiento llegue a ellos. Es así como en muchos rincones del mundo niños y adolescentes (sabrá por obra de qué o quién) alguna vez llegan al colegio con una Ouija hecha a mano, inventada o como en los años ochenta, sacada de un regalo en una revista de Condorito, y se sientan a comprobar por si mismos que efectivamente el trozo de papel responde a las preguntas que se le hacen, que tiene conciencia propia, y que en realidad hay algo más allá, que existe, si, lo inexplicable, el lado oscuro.