Que no está muerto lo que duerme eternamente… El Chibcha Loco “Pulp”
Lo primero de este escrito es contar que El Chibcha Loco terminó de
componer los temas de su siguiente disco y ahora se iniciará el proceso de
grabación y producción etc., etc., etc. Nos salió una buena cantidad de canciones
por lo que probablemente se presenten en más de una entrega. Una parte de ese
trabajo tuvo que ver con la elaboración de las letras y si a Bob Dylan le dieron el
premio Nobel de Literatura por sus canciones, se podría uno imaginar que es algo
que tiene que ver con la literatura.
Si se escribe algo es porque hay algún tema, idea, concepto o cosa que se quiere
transmitir. Pensando en qué se podía contar en estos discos se reflexionó acerca
de las letras y más bien en Colombia hay pocas letras de bandas que resulten
relevantes, interesantes o evocadoras. Inclusive en español es difícil encontrar
letras, no buenas, porque lo bueno y lo malo solo está en la conciencia de los
creyentes y pecadores, sino que tengan algún magnetismo como juego de
palabras que se evoque como conjuro para atraer el amor o el dinero, o condenar a
la mala suerte a los enemigos. Hablo por supuesto, de lo que antiguamente se
conocía como rock y del idioma Castellano. Ahora, grupos
chibchas escribiendo y cantando letras en inglés no son razón siquiera para discutir el tema...
Yo, o sea Juanito, que estoy encargado de hacer eso en este proyecto, decidí hacer lo
mismo que con las letras de los anteriores discos, es decir, lo que se me diera la
gana, asunto relacionado con lo retorcido o freak y con lo extraño o weird, porque si
no hay dinero en éso puedo hacer lo que quiera. ¿Eso se parecerá en algo a una
pequeña y miserable libertad?
Los pocos lectores, si es que los hay, me excusarán las palabras en inglés pero
son necesarias para contar el tema de esta entrada, específicamente la palabra
weird. En la primera parte del siglo XX, digamos más o menos años 20 y 30, aparecieron en E.E.U.U. unas revistas que se vendían por 10 o 15 centavos de dólar, fabricadas en un papel elaborado con el desecho de papeles de mayor calidad al
cual se le llamaba “Pulp”, pulpa. Estas revistas contenían historias cortas en temas
diversos de ficción, fácilmente digeribles para hombres sin mucha
formación intelectual, principalmente. Los temas eran variados, detectives, aventuras, gángsters,
western y ficción fantástica. Éste último era el más apasionante de todos y la especialidad de una de las más reconocidas revistas Pulp: Weird Tales, revista
en la que, entre muchos autores, publicó sus historias uno de los más grandes escritores
del siglo XX, el gran Howard Phillips Lovecraft.
Yo no he leído absolutamente ninguna historia de Lovecraft, todas las escuché en
audiolibro en YouTube, pero me las oí completas y también oí las de Algernon
Blackwood, Robert Howard, Arthur Machen, Ashton Smith, Belknap Long, Guy de
Mupassant, hasta Alister Crowley. Oyendo estas historias apareció la línea
general de las letras de los próximos discos de El Chibcha Loco, una mezcla entre
conspiranóica y una especie de retorcida fantasía chibcha de terror, vaya uno a
saber si afortunada, pero no es la misma vaina esa de las cotidianidades.
La literatura de Lovecraft tiene una cantidad de cosas bacanas. Primero, en su
momento y aún hoy es considerada de segunda, de baja calidad, sin relevancia. Sí, "sin relevancia" un
man que influenció a Borges, según lo dijo el genial escritor argentino. (Esto es una entrada de
blog así que no añadiré nota al pie o alguna referencia que certifique que
así fue, yo lo leí en Internet...).
Y es que la fantasía de terror de Lovecraft era creíble, poderosamente creíble, los dioses eran lo que uno podría, si no se es creyente de alguna religión, pensar que es un dios, una masa amorfa con poderes inimaginables para el hombre, que no es bueno ni malo porque no tiene la ética humana, monstruos increíbles de épocas perdidas en el río de los tiempos, las primeras versiones de los alienígenas ancestrales, la pequeñez de la humanidad en medio del océano del tiempo y el espacio, el misterio en las regiones cercanas a Arkham, Massachusetts, donde está la Universidad de Miskatonic y el terrible Necronomicón escrito por el árabe loco Abdul Alhazred, en el que está el conocimiento perdido primigenio y las fórmulas para acceder al universo mágico y a la vez a la locura y la muerte, los híbridos que regresan al mar, el man que soñó una ciudad y luego al morir se convirtió en el rey de su ciudad soñada, una ciudad perdida en la Antártida o los gemelos Whateley, que por poco destruyen la tierra.
Mejor dicho ese man se inventó la mitad de toda la conspiranoia actual.
Y es que la fantasía de terror de Lovecraft era creíble, poderosamente creíble, los dioses eran lo que uno podría, si no se es creyente de alguna religión, pensar que es un dios, una masa amorfa con poderes inimaginables para el hombre, que no es bueno ni malo porque no tiene la ética humana, monstruos increíbles de épocas perdidas en el río de los tiempos, las primeras versiones de los alienígenas ancestrales, la pequeñez de la humanidad en medio del océano del tiempo y el espacio, el misterio en las regiones cercanas a Arkham, Massachusetts, donde está la Universidad de Miskatonic y el terrible Necronomicón escrito por el árabe loco Abdul Alhazred, en el que está el conocimiento perdido primigenio y las fórmulas para acceder al universo mágico y a la vez a la locura y la muerte, los híbridos que regresan al mar, el man que soñó una ciudad y luego al morir se convirtió en el rey de su ciudad soñada, una ciudad perdida en la Antártida o los gemelos Whateley, que por poco destruyen la tierra.
Mejor dicho ese man se inventó la mitad de toda la conspiranoia actual.
Andrés Caicedo viajó a Los Ángeles buscándole futuro a algunos guiones cinematográficos que había escrito, uno de ellos basado en El Terror de Durnwich de Lovecraft.
Muerto a los 46 años queda la duda de si su obra se habría hecho más grandiosa o
hubiera languidecido si hubiese vivido más tiempo. Leer (o en este caso, oír) las
historias de Lovecraft es mejor que ir a cine a ver superhéroes pues las imágenes de
sus historias se forman en el hipotálamo y se esparcen por todo el cerebro además de quedar nadando en la mente durante horas.
De todas formas tuvo antecesores y continuadores, algunos más afortunados que
otros. Algernon Blackwood, escritor de Los Sauces, hizo historias en las que no
pasa casi nada pero dan miedo, un miedo hasta profundo; Belknap Long escribió
el mejor cuento de los Mitos de Cthulhu (así es como se llaman todas las historias
inscritas en la mitología de Lovecraft, escritas por él y por otros autores) no escrito
por Lovecraft, titulado Los Perros de Tíndalos. Estas personas en general tenían algo en
común y es que pertenecían a diversas logias o sociedades secretas. ¿Será que
sabían alguna vaina que los demás no sabían y la presentaban así como el cine
de Hollywood presenta cosas reales para que la gente crea que son ficción?
En fin… Ahora El Chibcha Loco va a hacer un disco “Pulp"
¡Ph'nglui mglw'nafh Cthulhu R'lyeh wgah'nagl fhtagn!
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